El orgasmo puramente vaginal no existe. Solo alrededor de una cuarta parte de las mujeres lo experimentan regularmente con la penetración. En Bustle.com, la escritora Suzannah Weiss involucra al clítoris “de una forma u otra”. Un estudio publicado en 2016 por Clinical Anatomy determina que las mujeres con una distancia más corta entre su clítoris y la vagina tenían más probabilidades de llegar al orgasmo a través del coito; probablemente, porque el pene tocaba su clítoris. “Incluso cuando el clítoris externo no se toca, un orgasmo vaginal a menudo proviene del clítoris interno, que desde diez centímetros debajo de la piel se envuelve alrededor del canal vaginal”.
La sexóloga Jess O’Reilly interpreta que al estimular la vagina también se alienta el punto G o el clítoris. “Una de las razones por las que no pocas mujeres logran orgasmos mediante la actividad anal es que los nervios del clítoris viajan hasta allí”, postula el educador Alexis Thomas. “Cualquier estimulación vaginal conlleva la del clítoris”, afirma la investigadora Nicole Prause. “Nadie ha demostrado ninguna separación de estructuras contractuales. Están, literalmente, todos conectados. No es posible que el clítoris se contraiga y no sienta las mismas contracciones en la vagina, puesto que el suelo pélvico interconecta todas estas estructuras”. Ciertamente, admite Jess, “puedes experimentar el orgasmo con la penetración vaginal, al igual que a partir de la estimulación de los senos, las nalgas, de la parte inferior de la espalda y más”. Hay muchos caminos hacia el orgasmo: “La región pélvica está inervada por nervios múltiples. Estas diferentes vías nerviosas ilustran la complejidad de la respuesta sexual y el orgasmo y respaldan la evidencia anecdótica de orgasmos de varias fuentes. La variedad es notable”. A fin de cuentas, el orgasmo es una fiesta.