El olor evoca sensaciones, incita la sensualidad, desencadena respuestas emocionales e influye en los sentimientos. Hay una conexión entre los alimentos, su aroma y el erotismo, pero los impulsos sexuales masculinos y los femeninos reaccionan distintamente. El área del cerebro que procesa los olores en las mujeres es el doble que en los hombres. Ellas son más agudas, lo cual las predispone a la excitación.
A la ciencia le sienta bien este sentido. Una investigación prueba que el riego de sangre a la vagina aumenta un 13% con el pepino (uno de los mejores afrodisiacos para las mujeres) y los polvos de talco.
Entre las esencias que levantan la libido de los varones con mayor potencia, Alan Hirsch, director neurológico de la Fundación para el Tratamiento e Investigación del Olor y el Sabor de Chicago, descubrió que el efluvio del dónut acrecienta el flujo sanguíneo al pene en un 32%.