Es una artista plástica de carne y hueso. Doctora en Bellas Artes, hija predilecta de La Palma, Maribel Nazco Hernández pinta en los límites de la escultura.
-¿Qué representa la concesión del Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación?
“Para mí supone una satisfacción, una alegría y una responsabilidad. Estoy contenta”.
-Cuando se encierran, ¿los artistas se liberan?
“También caminamos sobre arenas movedizas. Además, yo ya me parecía al Olvidado rey Gudú”.
-La memorable novela de Ana María Matute, calificada como un clásico de culto…
“Como mi pasión, más que ilusión, es pintar, ya había asumido la tranquilidad del taller”.
-¿Desbordada?
“Y sorprendida”.
-Gratamente…
“Desde luego… Me impresiona que se acepte esa obligación y compromiso mío, tanto personal como ético y estético”.
-¿Cuáles son las señales del amor al arte?
“Una pasión, un interés y un compromiso constantes. En mi caso ha sido de investigación y de extasiarme, ilusionarme”.
-¿Descubrimiento interior en los rincones del entusiasmo?
“Todavía, a mis años, cuando voy a un museo me recreo”.
-¿Con mirada ensimismada?
“Contemplo, anoto, me acerco… En una ocasión, había un cuadro de Rosenberg que tenía un sensor y sonaba”.
-¡Una técnica apasionante!
“Y el resultado de la obra”.
-¿A esa distancia se percibe la diferencia entre una reproducción y el original?
“Es como si te ponen un plato exquisito y lo puedes comer. Así [risa]”.
-Los grafitis son para picar entre horas, ¿no?
“Ja, ja, ja… Sí. ¡Ese arte efímero! Algunos son increíbles, con una espontaneidad y una fuerza fantásticas”.
-¿El valor y el precio se distinguen a simple vista?
“A veces es difícil ponerle precio a lo que vale mucho”.
-¿Qué trazos conforman su estilo creativo personal?
“Quizás el trabajo más destacado haya sido con los metales; pero para un cuadro bidimensional, no la escultura”.
-¡Ya!
“En la pintura podría ser un expresionismo. No he sido abstracta como tal. He practicado la figuración fragmentada”.
-¿A pedazos?
“Me gusta reflejar la conciencia arraigada de la violencia, aunque sea absurdo”.
-¿Contradictoria?
“Un mundo complicado y experimental, ¡vaya!”.
-¿El hiperrealismo es una exageración?
“Yo nunca he podido ser hiperrealista. No he llegado a eso. Hago sugerencias”.
-¿Es como sacar una foto?
“La mirada se transforma ante el objetivo de la cámara o incluso la elegimos”.
-¡Emociones!
“Un cúmulo. De rechazo o de aceptación”.
-¿Una exposición pictórica está viva cuando las sensaciones interactúan?
“¡Claro! El espectador va al encuentro”.
-¿Por qué surge eso?
“¡No sé! Hay su misterio. De parte del artista y del público. Ahí está el juego”.
-¿Se siente?
“Si el artista está conmovido es difícil que alguien no lo vea. De todas formas, la lectura no es tan sencilla”.
-Se requiere sensibilidad para ver más allá…
“Sensibilidad o emotividad. El arte es comunicación”.
-No siempre las manchas son manchurrones…
“En una exposición con Juan Pedro Ayala, a un coleccionista le encantó un cuadro que era un fondo negro”.
-¿Nada más?
“Él dijo que aquello era la nada. Magda [Lázaro] se empeñó y lo colocó al lado de otro”.
-¿Qué era?
“Un simple fondo para pintar. Si le gustó, ¡perfecto! El cerebro es curioso”.
-Peor sería que pasaran de largo, sin inmutarse…
“Sí, la indiferencia”.
-Hay provocadores que buscan la polémica…
“Desde luego”.
-¿La ropa tendida al fresco tarda más en secarse?
[Carcajada] “Esa ropa tendida se secaba pronto, porque era al óleo”.
-¡Je, je, je!
“Después de salir de la Academia de San Fernando tenía que borrar ese aprendizaje”.
-Para tomar el propio camino, ¿verdad?: un ratito a pie y otro andando…
“Y tuve una época de maternidad. Me inspiraba en el ambiente que me rodeaba. Esa ropa tendida era en la azotea”.
-¡Evocación cotidiana!
“Era real”.
-¿Qué muestra el cuadro clínico de la actualidad?
“Precisamente, si ven mi obra medio descentrada es porque estoy preocupada por los problemas terroríficos que acaban con el mundo”.
-¡El grito en el cielo!
“El cambio climático, los plásticos… Una isla en el Pacífico supera el tamaño de España, Francia y Alemania”.
-Los residuos flotan en los océanos y los mares…
“Violentan la naturaleza”.
-Una cuestión de hábitos…
“Hoy mismo tiré una botella de leche que me habían traído. Eso no se deshace”.
-Blanco y en botella…
“No hay derecho cómo estamos contaminando el entorno”.
-Encima, la pandemia…
“A mí no me ha afectado mucho. Soy de estar en interiores, en el estudio”.
-La calle da esquinazo…
“Las restricciones de movilidad no me han producido ninguna depresión”.
-Las zancadillas del coronavirus son traicioneras…
“No obstante, me entristece el daño que está causando este bicho. Y los demás que vendrán. Esto no se termina”.
-¿No?
“Somos unos insensatos”.
-¡Tremendo panorama!
“Observo a la gente desesperada, desorientada, descontrolada… La verdad y la mentira se confunden. ¡Fatal!”.
-En el lado positivo, el optimismo reta al derrotismo…
“El cariño que he recibido estos días me reconforta”.