La penetración exige concentración para que ella sienta satisfacción, porque la obsesión por el mete-saca entumece la pasión y dilata la tensión. “Es difícil romper con el modelo arraigado de que colocar un pene en la vagina es el vértice de la mezcla erótica”, documenta Katherine Rowland en The Pleasure Gap: American Women and the Unfinished Sexual Revolution (La brecha de placer: las mujeres estadounidenses y la revolución sexual inacabada) tras una investigación de cinco años para desmontar el concepto del sexo insertivo como la piedra angular de la intimidad. Un artículo en Journal of Sexual Medicine deduce que una fémina heterosexual necesita 13,46 minutos de media para experimentar un orgasmo. Las participantes (645 treintañeras de 20 países) usaron un cronómetro durante ocho semanas. La masturbación o el cunnilingus reducen el tiempo alrededor de un 85%.
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