Pedro Sánchez se rasga las vestiduras porque Mariano Rajoy se raja de la investidura. El viernes 22 de enero de 2016 fue el día en el que, horas antes de la final de murgas del carnaval de Santa Cruz de Tenerife, Pablo Iglesias lanzó una opa hostil al PSOE disfrazada de Gobierno de coalición “proporcional” con él de vicepresidente. Tras mudar de estrategia como quien cambia de chaqueta, el líder de Podemos se quitó la careta. Después de acudir a la Zarzuela, donde estuvo viendo los ciervos, Iglesias representó una opereta en la sala de prensa del Congreso. Rodeado de sus ministros de cartón, repartió cartas credenciales y cortó a una mano la baraja del juego de tronos. El rey de Poniente hizo la lista de la compra y ofreció una corona de espinas a Sánchez, que habita más allá del Muro. Son personajes de La canción de hielo y fuego, una historia situada en una España de ficción de arriesgadas tramas políticas.
El golpe de efecto de Iglesias conmocionó a Sánchez y convenció a Rajoy de que no debía someterse a una moción de censura encubierta. Es un paso atrás para coger impulso, preparar el discurso, atizar el debate dentro del partido de la rosa y ganar el pulso. Piensa que así debilita el empecinamiento de quien “radicaliza” su animadversión a la “moderación”. El jefe del Ejecutivo en funciones cree que posee un remedio efectivo contra la disfunción electoral: una prótesis aritmética (PP+PSOE+C’s) con sentido de Estado que contente a millones de ciudadanos comprometidos con la unidad territorial, la soberanía nacional, la igualdad, la diversidad y la recuperación económica. El plan viene a ser un condón umbilical que une la placenta de la pluralidad democrática con el vientre de la Constitución para que este se nutra de consenso hasta el nacimiento de la reforma, engendrada por métodos naturales y no por inseminación artificial. También previene enfermedades de transmisión ideológica.
Ansioso ante la gestación, José Manuel Soria excluye que los socialistas se hagan el harakiri ante los morados e interpreta el “ritual” de Pedro Sánchez como una “ceremonia” para justificar la abstención o la disolución anticipada de las Cortes.
Ana Oramas (CC), Pedro Quevedo (NC) y demás volverán a ver las oscuras golondrinas en el palacio de Felipe VI. El monarca está tan ocupado que Letizia viajó sola a la feria de turismo.