Amid Achi Fadul, empresario
Lo de Amid Achi es tela marinera. Sus negocios navegan con calma en medio de la tormenta. “Si no cambiamos de rumbo nos hundimos”, alerta.
Los cabildos festejan los primeros cien años de su constitución con una solemne reivindicación del arraigo institucional de las corporaciones insulares. A las entidades locales no les entra el anillo de compromiso del reparto de tareas, por lo cual plantean un conflicto de competencias.
Con una hora y media de retraso, el portavoz del Ejecutivo de Paulino Rivero compareció en rueda de prensa para facilitar un FLA informativo: la Administración regional solicita 421,8 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómico para combatir las necesidades de financiación. Se salvó por la campana.
Los banqueros están desacreditados. Han depositado su prestigio en un fondo de riesgo de dudosa rentabilidad social. Se les reprocha que evadan su responsabilidad con imposiciones a plazo fijo. Antonio no es de esos. Coordina el área financiera de UGT en Canarias.
-Ya no me hace ilusión que me digan en un banco que soy un cliente preferente…
[Risas] “Las preferentes fueron en su momento un buen producto”.
-¿Sí?
“Daban un interés alto. Las preferentes son un artículo sin vencimiento. Es una inversión para toda la vida, como el matrimonio”.
-¿Para toda la vida? Eso era antes… El interés es ahora variable.
“Hay un mercado continuo. Si querías desprenderte del dinero o de una parte, lo ponías en venta y a los dos o tres días ya estaba vendido. Hacías negocio. Al cerrarse el crédito te has quedado con un producto que no puedes vender”.
Sin haber cumplido todavía los 29 años, Beatriz Aparicio Merchán le hincó el diente a la clínica dental donde llevaba dos años trabajando y ha hecho de su vocación un modo de vida. “Hace unos meses, Javier [el anterior propietario] se fue del país y desde entonces la llevo yo”, dice con una sonrisa de anuncio de dentrífico.
Los inspectores de trabajo y de Hacienda se enfundan el traje de buzo para embotellar dinero líquido procedente de la economía sumergida. Las visitas a los bajos fondos se realizan en submarinos a propulsión dotados de instrumentos detectores de euros en metálico con los que se espera sacar el país a flote.
Sindicalismo vertical es subir a pie hasta la undécima planta de la Casa Sindical porque el ascensor está parado. En USO pregunto por José Ramón, que no me esperaba. Lo sorprendo revolviendo papeles, busco sitio y hablamos sin ponernos demasiado trascendentes.
Como sigan tirando de la manta, van a descubrir lo mío en Suiza. Tengo una cuenta pendiente con una vaca que se enamoró de mí. ¡Me habrá confundido con Montoro! Pasta cerca del banco donde nos conocimos. Cuentan que hace una vaca para venir a verme. ¡La leche!