El orgasmo y la eyaculación no siempre van de la mano. Vienen por separado, segundos o un rato largo. En las mujeres es evidente. En los hombres, no tanto. Hay una eminente diferencia. El músculo pubocoxígeo realiza tareas distintas: se relaja para la expulsión del semen sin la participación de muchos otros tejidos blandos, que se contraen con el único propósito del goce. En este segundo proceso intervienen más factores que los puramente físicos. La mente activa receptores que impulsan la consecución de sensaciones placenteras a través de indicios.
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